El vino dulce continúa siendo un extraño para el consumidor medio y para el gran mercado, lo que no quiere decir, y gracias al empeño de algunos bodegueros apasionados de su mundo, que cada vez sean más conocidos y solicitados en las vinotecas y restaurantes. Un ejemplo mallorquín de ello es el importante premio conseguido por Veritas Doç, de las bodegas José Luis Ferrer, Medalla de Oro en el Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos celebrado en Sevilla.
Se trata de un magnífico vino blanco elaborado con la variedad moscatel de grano menudo, en el que predominan los aromas propios del moscatel y la acidez propia de su juventud, demostrando lo que ya veníamos diciendo desde hace tiempo, la necesidad de obtener una mayor acidez y frescura y renunciar a los habituales e indigestos dulzores excesivos. Imprescindible servirlo entre los 4 y 6 grados.